Según el diario del viaje hoy es el 4 día pero para mi es el primero real en la ciudad. Y este primer día completo en Sydney me ha servido para descubrir dos cosas de la ciudad: una, que Sydney es realmente enorme: mide más que la provincia de Gipuzkoa y la otra es que tiene todas las calles en cuesta.
Es increíble pero si algún sitio originalmente era llano acaba teniendo una cuesta porque han construido unos viales encina de otros, con pasarelas peatonales por encima y unas escaleras para subir. Eso sí, en ese caso no te cansas porque en todas partes hay escaleras mecánicas.
Hoy fui a las montañas azules, una cordillera que cruza Australia de norte a sur. Están pegadas a Sydney aunque en España diríamos que están lejos pues es más de hora y media de coche. Pasamos por muchos barrios, todos de casas unifamiliares muy al estilo estadounidense. La verdad es que es impresionante por lo grande que es: mires donde mires sólo ves vegetación hasta el infinito.
No creo que merezca la pena pagar por lo que te enseñan. No es más que una mina de carbón como cualquiera de las Asturianas con la diferencia que la han convertido en una atracción turística poniendo un funicular por donde iban las vagonetas de carbón. Allí descubrí que Australia vive del carbón y por eso le dan tanta importancia.
Además, en Sydney se paga por todo. ¡Hasta en las oficinas de información turística te cobran!
Según entendí, no quieren fomentar el turismo: tienen muchas otras cosas de las que vive el país y que son más importantes.
Así que, resumiendo, en las primeras 36h he descubierto que Sydney es enorme, muy cara y poco enfocada al turista. Ahora, con esto en cuenta, ¡tengo que aprovechar al máximo los días que me quedan!