El segundo día ha sido un poco raro. ¡Mi maleta aún no ha llegado y tengo un frío en los pies que es inaguantable! Pero en el fondo me lo he pasado genial.
Hoy he ejercido de turista a tope, me he comprado la Seattle Pass y voy a ir visitando poco a poco las cosas más importantes. He visitado el Aquarium. Está lleno, como es lógico, de niños, excursiones escolares etc. pero me ha encantado ver como alimentan a los animales y sobre todo poder tocarlos.
¿Habéis oído hablar de la pared de chicle? Pues existe y está aquí, en Seattle. La gente pasa y es costumbre pegar el chicle en la pared. Da un poquito de cosa, pero... ¡lo he hecho!
Además, hoy he comido en una pizzería local, con la amiga de un amigo que vive aquí. Como veréis en la foto es de un tamaño bastante más grande que el tamaño familiar de cualquier pizzería en España. Y, madre mía, ¡¡estaba impresionante!!
Luego no sé qué me ha pasado (dicen por ahí que el jet lag). ¡Sin querer me he dormido hacia las 20h! ¿Será porque estaba haciendo la digestión de la super pizza?
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